En una era marcada por la hiperconectividad y el exceso digital, el interiorismo encuentra un refugio en lo esencial: la materia. Lejos de lo artificial, los espacios contemporáneos abrazan lo natural no solo como estética, sino como filosofía de vida. Madera, piedra, barro, lino o fibras vegetales se convierten en protagonistas de ambientes que respiran autenticidad, belleza imperfecta y conciencia ecológica.
Más allá de una tendencia. El uso de materiales naturales no es una moda pasajera. Es la respuesta coherente a una necesidad profunda: reconectar con la naturaleza y con nosotros mismos. Esta vuelta a lo orgánico se alinea con los principios del diseño biofílico, que busca fomentar el bienestar a través de elementos naturales en los espacios construidos.
Materiales con alma que cuentan historias
Cada veta de una madera envejecida, cada irregularidad en una piedra sin pulir, habla de tiempo, de origen, de verdad. La belleza de los materiales naturales reside precisamente en su imperfección. Por eso hoy se valoran más que nunca los acabados raw, las superficies texturizadas, los colores terrosos y los tonos apagados que remiten a lo esencial.
Madera maciza, piedra natural, arcilla y barro cocido, fibras vegetales como ratán, sisal, cáñamo o yute, textiles nobles como lino, algodón orgánico o lana son algunos de los materiales elegidos actualmente por los interioristas.

